El Bull Terrier es un perro cariñoso y encantador al que le acompaña una mala reputación debido a circunstancias históricas. Esta raza, como muchas otras, es víctima de su apariencia y su fuerza, que han sido las que le hicieron convertirse en perro de pelea, práctica ilegal en la actualidad. Y es que el Bull Terrier en realidad es fácil de educar y capaz de adaptarse a las rutinas del hogar.
A principios del siglo XIX los criadores comenzaron a cruzar dos tipos de perros muy diferentes, el Bulldog y el Terrier. El Bulldog, con sus huesos pesados, su estructura ancha y su poderosa mandíbula prominente, fue entrenado para el sangriento deporte de la pelea contra toros, que se volvió ilegal antes de mitad del siglo XIX. Por otra parte, varios terriers habían evolucionado a lo largo de los siglos en las Islas Británicas como cazadores para ayudar a los granjeros a exterminar alimañas.
El cruce tenía lo mejor de ambas razas, la tenacidad y el poder de agarre del Bulldog, y el juego y la agilidad del terrier
El cruce de estos dos tipos de perros dio como resultado lo que se denominó Bull and Terrier. Estos cruces tenían lo mejor de ambas razas, la tenacidad y el poder de agarre del Bulldog, y el juego y la agilidad del Terrier. Cuando los espectáculos públicos de peleas contra toros y osos fueron prohibidos en la década de 1830, los deportes sangrientos pasaron a la clandestinidad, a sótanos y callejones, con los perros enfrentados entre sí en lugar de contra un enemigo pesado y de gran tamaño.
Este híbrido, el bull and terrier, no era una raza como tal, más bien, un punto de partida para varias razas, incluidos los perros que hoy llamamos “pitbulls”. James Hinks, fue el responsable de la creación del Bull Terrier como lo conocemos hoy. Hinks era el hijo de un zapatero nacido en Irlanda y comenzó su carrera como criador de aves y conejos, pero pronto pasó al lucrativo mercado de la cría de perros.
A principios del siglo XX, los criadores de Bull Terrier comenzaron a centrarse en la cabeza única de la raza, que algunos han comparado con la de un tiburón por sus planos convexos. El perfil de este animal es muy característico y para complementar esta cara única, los criadores se esforzaron por producir perros con ojos pequeños, oscuros y hundidos, lo que actualmente le da su aspecto inconfundible. Fiel a la visión que Hinks tuvo hace casi un siglo y medio, el Bull Terrier es un perro bondadoso que renunció a su genética luchadora para convertirse en una excelente mascota.
Contrariamente a la creencia popular, el Bull Terrier no está en los primeros puestos de la lista de perros con más probabilidades de morder, de hecho, las razas toy, collies y Spaniels ocupan ese lugar. Todo está en el entrenamiento y en la educación. Es una circunstancia lamentable que estos cariñosos animales terminen con dueños que perpetúan el estereotipo.
